
Son adorables marsupiales del tamaño de un gato. Su
nombre deriva del que les dieron los aborígenes originarios de la isla.
Como sus parientes más célebres, los quokkas son
originarios de Australia, más precisamente de las islas del suroeste del país.
Tienen pelaje marrón grisáceo, orejas redondas, patas cortas y cola pequeña.
Esa cola tiene la misma habilidad que la de un canguro: les permite saltar, y,
en el caso de los quokkas, desplazarse hábilmente a través de túneles que cavan
en la tierra. Como si fuera poco, también se trepan a los árboles.
Un quokka pesa entre 2,5 y 5 kilogramos y mide
entre 40 y 90 centímetros de largo, con una cola de unos 25 a 30 centímetros.
Pueden vivir hasta diez años.
Esta especie puede mantenerse durante largos
períodos de tiempo sin alimentarse ni beber agua, pero la mayor parte de su
hidratación proviene de las hojas que comen.
Los quokkas viven en comunidades de entre 25 y 150
miembros, organizados en torno de los machos dominantes. Son herbívoros y
criaturas de hábitos nocturnos. Sus depredadores abundan: dingos, perros,
gatos, aves grandes y zorros, ¡todos se especializan en cazar quokkas! ¿Será
por eso que los quokkas aprendieron a huir rápido?
Cada hembra tiene una sola cría por año, con un
período de gestación de un mes. Durante las primeras 25 semanas de vida, el
pequeño vive en la bolsa de su mamá. Y luego de dejar la bolsa, el recién
llegado sigue amamantando por al menos diez semanas.
Como ocurre con otras especies exóticas tal como
los Demonios de Tasmania, los quokkas son considerados “vulnerables” en la
lista de especies en peligro de extinción, ya que su hábitat natural corre
peligro y sus depredadores van en aumento. A la fecha, se cree que hay
aproximadamente diez mil quokkas en la isla Rottnest.
Lo que hace a los quokkas tan especiales y
memorables es que no tienen miedo a los humanos, y es común que se les acerquen
con frecuencia, en especial en la isla. Sin embargo, por fines de preservación
de la especie, es ilegal levantar o apresar a los animales, y pueden percibirse
multas de entre 300 y 2.000 dólares australianos por hacerlo.
Muchos consideran a los quokkas increíblemente
adorables porque es fácil capturarlos en fotos y su rostro muestra una mueca
simpática, además de que es frecuente poder acercarse a ellos y que se
comporten amistosamente.
Curiosamente, los quokkas fueron de los primeros
mamíferos australianos que los europeos descubrieron. Para ellos, se trataba de
ratas gigantes y por eso la isla que visitaron los marineros Samuel
Volckertzoon y Willem de Vlamingh adoptó el nombre de “Rotte nest” (“Nido de
ratas”).

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